Confieso
que no he vivido. El tiempo transcurre siempre en una misma dirección y con un
mismo sentido, y sin embargo es irregular. Se ahoga en la monotonía infinita
del espacio; pero el movimiento de un punto al otro ya no es movimiento, y
donde no hay movimiento, no hay tiempo. La monotonía y el vacío pueden dar la
sensación de estirar el momento, las horas, de manera que se hagan largas y
aburridas; y en el caso de grandes o grandísimas extensiones de tiempo, lo que
hacen es abreviarlas, neutralizarlas, hasta reducirlas a algo nimio. A la
inversa, un acontecimiento novedoso e interesante es sin duda capaz de hacer
más corta y fugaz una hora e incluso un día. Lo que llamamos hastío es
consecuencia de la enfermiza sensación de brevedad del tiempo provocada por la
monotonía. El objetivo de un cambio de aires o de lugar es la recuperación que
permite lo episódico, la variación. Los primeros días de permanencia en un
lugar nuevo trascurren a un ritmo juvenil, es decir, robusto y desahogado; pero
luego, en la medida en que uno se adapta, comienza a sentir cómo se van
acortando. Ese rejuvenecimiento de nuestra conciencia del tiempo se hace
patente al salirnos otra vez de esta nueva rutina (que hemos creado con nuestra
prolongada permanencia en algún lugar), y se manifiesta cuando retomamos
nuestra vida de siempre, la de todos días. Los primeros días en casa después de
haber estado fuera nos parecen nuevos, desahogados y juveniles, pero eso es
sólo al principio, pues uno se acostumbra más deprisa a la regularidad que a su
interrupción, y cuando nuestro sentido del tiempo ya está marcado por la edad o
no ha estado nunca muy desarrollado, se vuelve a adormecer rápidamente y, al
cabo de unas horas, es como si nunca nos hubiésemos marchado y el viaje no
hubiese sido más que el sueño de una noche. Error: ha pasado el tiempo, pero tú sigues
siendo el mismo simplón, el mismo mediocre, el que lo ignora todo sobre la vida. Finalmente, nada podría impedirnos perder toda conciencia
del paso del tiempo, y por consiguiente de nuestra edad, pues no poseemos
ningún órgano interno, como la memoria, para percibir el tiempo, y por tanto, somos
incapaces de determinarlo por nosotros mismos desde un punto de vista absoluto
sin la ayuda de referencias exteriores. El hecho de aprovechar mejor el tiempo
es una parte importante de la Mentira.
No hay comentarios:
Publicar un comentario